El durillo es una planta que encontramos de manera abundante en los jardines de la Alhambra, pero también en la propia ciudad de Granada. Es una planta muy resistente que se presenta bajo la forma de un arbusto o bien como un ejemplar aislado en forma de arbolito que suele podarse en forma de bola. Su altura varía entre los 2 y los 4 metros, aunque puede llegar a alcanzar los 7 metros.
Se trata de una especie de hoja perenne y una de sus grandes virtudes es que empieza a florecer en pleno invierno, normalmente en febrero (aunque puede alargarse este periodo de floración hasta abril). La flor es pequeña y se presenta en ramilletes desprendiendo un aroma suave y agradable. Finalmente, en verano, se convierte en un fruto de color negro azulado que no presenta interés alimentario. De hecho, puede resultar ligeramente tóxico si se ingiere antes de estar maduro.
En general es resistente (de ahí lo de ‘durillo’) y llega a soportar temperaturas de hasta -10ºC, por lo que su uso ornamental está muy extendido.