Valencia y la Seda

Valencia es conocida, como la tierra de las flores, de la luz, del color y del amor. Tiene productos tan reconocidos como la naranja, la chufa o el arroz, con los cuales se elaboran los platos y bebidas más tradicionales de esta tierra. Pero además de todo esto, Valencia tiene otro producto muy importante y tradicional: la morera, es decir la seda.

La seda, a lo largo de la historia, ha sido uno de los productos locales más importantes y que, con el paso del tiempo, se convertiría en la base de la economía valenciana.

En el año 2016, Valencia entró a formar parte del proyecto “La Ruta de la Seda” realizado por la Unesco. Ese mismo año, fue inaugurado el Museo de la Seda en el edificio que antiguamente albergaba  el Antiguo Gremio de Velluters o Colegio del Arte Mayor de la Seda.

La llegada de la seda a Valencia.

El origen de la seda está, según cuenta la tradición, en China, siendo su creación, durante mucho tiempo, un gran secreto.  Después fue llevada a Bizancio por dos monjes. Posteriormente, los musulmanes con su expansión la introdujeron en la península en el siglo VIII. En la Valencia musulmana se inició la plantación de moreras y la producción de tejidos.

La seda en época cristiana

En el año 1238, la Balansiya árabe fue conquistada por los cristianos pero la tradición sedera continuó gracias a los artesanos moriscos que se quedaron en Valencia.

En la segunda mitad del siglo XV, llegaron desde Génova un grupo de artesanos y comerciantes que conocían técnicas avanzadas en el trabajo de la seda. Vinieron al “cap i casal” viendo que se conocía el cultivo de la morera y la producción de la seda e implantaron la técnica -desconocida en el Reino de Valencia- de “il veluto”, en valenciano vellut, “velludo”, es decir, el terciopelo.

El término terciopelo viene de su proceso de elaboración en el que se tejían unos pelos o hilos que parecían vello, y que eran cortados (un tercio del pelo) con una cuchilla llamada tallerola.

Esta  técnica fue introducida a partir de la década de los sesenta del siglo hasta que en 1476 se creó el Gremio de Velluters. La importancia de esta actividad dio lugar a la creación de un importante barrio a su alrededor que adoptó su nombre : el Barrio de Velluters, donde se fueron instalando los talleres de los sederos y de los velluters o terciopeleros. La seda con la se comercializaba, se producía y se elaboraba en la propia ciudad.

En el siglo XV, el llamado Siglo de Oro de Valencia, se construyó la Lonja de Mercaderes (o comerciantes), llamada también la Lonja de la Seda, que fue construida como símbolo del poder económico de  la ciudad. Era este un edificio construido en estilo gótico civil que funcionó como mercado donde comprar todo tipo de productos al por mayor pero, especialmente, la seda, que fue su producto estrella.

Edad moderna

En el año 1650 el Gremio de Velluters pasó a llamarse Colegio del Arte Mayor de la Seda, considerándose la técnica y arte de la sedería, como un arte mayor equiparable al de la pintura, escultura o arquitectura.

El Colegio del Arte Mayor de la Seda tuvo uno de sus momentos más importantes y de máximo esplendor en el siglo XVIII, durante el reinado de los Borbones.  Más de la mitad de la población vivía directa o indirectamente de la seda, existiendo una gran concentración de producción sedera que contaba con más de 2000 telares.

Decadencia

El siglo XIX supuso el fin del cultivo de las moreras y de la industria de la seda como base de la economía valenciana. La producción era nula y la seda que llegaba a los telares era de mala calidad. La crisis provocó malas condiciones laborales, paro y muchas pérdidas económicas que acabaron provocando la ruina del sector. En este contexto, se produjeron dos sucesos significativos; por un lado la epidemia de la pebrina y por el otro el llamado Motín de  Velluters (21 de enero de 1856) como protesta por la mala situación laboral. Este motín es considerado como la primera huelga realizada en la ciudad.   

Siglo XX y actualidad

A partir del siglo XX, se fue abandonando progresivamente la plantación de moreras y la elaboración de seda hasta que su producción se convirtió en residual.  La última cosecha de moreras autóctona  se produjo en 1975. Aún así, hoy en día se confeccionan y exportan tejidos de seda, pero los hilos que llegan son de importación, normalmente de Asia.

Sin embargo, aún nos quedan vestigios de la cultura y tradición sedera  en las vestimentas de las fiestas regionales, como las fallas, con sus tradicionales tiendas y empresas. También en la crianza de los gusanos de seda que los niños valencianos realizan anualmente en sus pequeñas cajas de zapatos de cartón.

Sabemos que la seda sigue viva en nuestra cultura y por ello la ciudad es parada principal en la Ruta de la Seda.

Ven a Valencia y descubre la importancia de la Seda.

Autor: Carlos Villanueva López

Licenciado en Historia del Arte ( Universitat de València)

Guía oficial de la Comunidad Valenciana 799

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